Turismo que no contamine con CO2

 

En la actualidad la cantidad de dióxico de carbono o CO2 presente en la atmósfera es de 417 partes por millón (ppm), un dato que habla del impacto al ecosistema que causan las acciones diarias de las personas y hace evidente e incuestionable el efecto invernadero.

La vida diaria y el desarrollo de las actividades de los diversos sectores de la sociedad implica una enorme emisión de CO2 a la atmósfera; sin embargo hay, actividades que tienen la flexibilidad de hacer la diferencia en las emisiones. De acuerdo con datos de la Organización mundial del Turismo, mil 400 millones de turistas se movieron por el mundo antes de la pandemia y generaron 665 toneladas de CO2, lo que representa el 85% del total de las emisiones del ser humano. Se estima que para el año 2030, la cifra de turistas alrededor del mundo aumente a los mil 800 millones, con su respectivo (y significativo) aumento significativo en las emisiones de CO2.

 

El problema no son esencialmente los turistas; en realidad, la problemática se centra en los aviones. Este medio de transporte representa el 75% de las emisiones que genera el turismo y de ese 75% aproximadamente el 35% se emite gracias al transporte aéreo. Y aunque es una realidad que la industria aeronáutica ha disminuido el 20% de sus emisiones en cinco años y busca constantemente mejorar el rendimiento de sus aeronaves, el incremento en el número de estas máquinas volando casi nulifica el efecto positivo. 

 

Entonces ¿hay alguna forma de solucionar este problema? Todo apunta a los combustibles de origen no fósil.

 

Dejar de lado el uso de gasolina en el transporte aéreo es el camino más viable; sin embargo, el resto de combustibles no están muy cerca de llegar a la operatividad segura de la gasolina actual. Se estima un plazo de 10 a 15 años antes de que esto suceda. Mientras tanto, las aerolíneas deben concentrarse en implementar mejores prácticas.

 

Existen posiciones optimistas dentro de este panorama. En un estudio dirigido por Deloitte sobre la posibilidad de descarbonizar territorios no peninsulares, presentado en octubre de 2020, se concluyó que instalar 11 GW de energías renovables, 75% fotovoltáico y 25% eólico más un almacenamiento de 25 GW usando baterías de hidrógeno, sumando 500 GWh como respaldo adicional estacional, para el año 2040 podrían descarbonizarse por completo dos de los focos de mayor contaminación del archipiélago de las Islas Canarias, que son el transporte aéreo y la generación de electricidad por centrales térmicas. 

 

La tecnología necesaria para la descarbonización ya existe y se puede implementar inmediatamente, para fungir como un contrapeso al efecto invernadero de la aeronáutica, en tanto se desarrollan los anhelados combustibles de nueva generación.

 

El turismo es la principal fuente de ingreso para muchas economías y es también la actividad favorita de muchas personas, así que no parece tener planes de detenerse o ralentizar su crecimiento. Mientras tanto, industrias, comercios y personas involucradas deben buscar la forma de mitigar el enorme impacto negativo que el movimiento turístico está teniendo sobre el planeta. De lo contrario, podría llegar el tiempo en el que no exista un área del mundo agradable para turistear. 

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